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Aprende aquí cuál es la mejor forma para poner tu loción y así puedas evitar gastar más de la cuenta al intentarlo otra vez.
Cómo poner tu loción
Lava y prepara tu cara para la loción. Para asegurarte de que estás obteniendo los máximos beneficios de tu loción, debes asegurarte de que tu piel esté bien preparada.
Debes lavarte la cara dos veces al día, a primera hora de la mañana y antes de acostarte, con un limpiador que también esté diseñado para tu tipo de piel en particular.
Con las manos limpias o un paño limpio, masajea suavemente el limpiador en tu piel con movimientos circulares lentos.
Una vez a la semana, usa un exfoliante en lugar del limpiador para eliminar las células muertas de la piel y la acumulación de las capas superiores de la piel, lo que puede evitar la absorción de la loción y sus ingredientes activos.
Recuerda:
Asegurarte de mantener la temperatura del agua tibia. El agua extremadamente caliente puede dañar la piel y el agua fría cerrará los poros, atrapando la suciedad y las bacterias dentro de la piel.
Evita restregar con demasiada fuerza, ya que esto puede causar irritación, enrojecimiento o brotes de piel.
Asegúrate de enjuagarte bien la cara, ya que cualquier producto restante puede obstruir tus poros y causar irritación e imperfecciones.
Dale palmaditas en la cara con un paño limpio y suave hasta que esté húmedo. No te seques bien la cara. Tampoco querrás que tu cara esté demasiado húmeda porque tu loción simplemente se deslizará cuando la apliques.
Quieres que tu rostro esté húmedo porque los ingredientes de las lociones faciales penetran mejor en la piel cuando se disuelven.
La aplicación de loción sobre la piel húmeda también creará un sello en la capa superior de la piel que retiene toda la hidratación y los nutrientes.
Asegúrate de cambiar la toalla o el paño con regularidad para evitar la propagación de bacterias viejas en la piel recién lavada.